sábado, 20 de julio de 2013

Dale oportunidad al BORO como parte de moléculas biológicamente activas

Give Boron a chance in metallo-organic medicinal chemistry.  ORGANOBORADOS en YOUTUBE

El boro es un elemento químico metaloide, semiconductor, tri/tetravalente que existe abundantemente en la nauraleza. Funciona como nutriente de vegetales y recientemente se sugiere su papel como oligoelemento esencial para animales y humanos. Tiene gran relación con el Carbono, por tanto algunas propiedades son similares también.

En los últimos años esto ha llamado la atención de los diseñadores de nuevos fármacos. A las moléculas -que lo contienen- que han sido generados se les ha encontrado gran capacidad de interactuar con receptores de importancia fisiológica y terapéutica, por tanto se cree en el potencial de estos como fármacos para tratar varias de las patologías que afectan actualmente a la humanidad.

Así, varias técnicas han sido utilizadas para el aumento de biodisponibilidad de fármacos, entre ellas la adición de grupos funcionales que contienen boro. En nuestro grupo de trabajo hemos obtenido compuestos con actividad agonista sobre el receptor β2 adrenérgico (un receptor con alta homología a los dopaminérgicos). La actividad de estos ha sido estudiada tanto in vitro como in silico (mediante técnicas computacionales). Muchos de estos compuestos tienen capacidad potencial para interactuar con receptores adrenérgicos y dopaminérgicos, en forma íntegra o actuando como profármacos, y los resultados en modelos animales de enfermedades humanas nos motivan a continuar con el estudio y desarrollo de compuestos que contienen boro.
Fig. 1. Las moléculas con boro parecen tener ventaja en la interacción con algunos blancos biológicos.


Recomendación: Give boron a chance: Boron containing compounds reach ionotropic and metabotropic transmembrane receptorsSoriano-Ursúa MA, et al. Mini Rev Med Chem. 2011. 11(12): 1031-1038.
Avances en medicina a partir de la biología estructural de los receptores a catecolaminas.
Marvin A. Soriano-Ursúa, Eunice D. Farfán-García, José G. Trujillo-Ferrara.


Introducción
Los receptores acoplados a proteínas G (GPCRs) o de siete dominios transmembranales (7TMRs) median las respuestas biológicas de muchos neurotransmisores y hormonas, entre ellos las catecolaminas, como lo son dopamina, noradrenalina y adrenalina. Los receptores de estas aminas se han estudiado intensamente porque se consideran blancos ideales para fármacos que modulen las funciones de los sistemas nervioso, cardiovascular y metabólico en humanos.

Los estudios sobre los receptores de catecolaminas (dopaminérgicos y adrenérgicos) han encabezado varios avances en la investigación farmacológica. Por ejemplo, la adrenalina fue una de las primeras biomoléculas para la que la teoría del receptor fue aceptada. Los receptores adrenérgicos (α1, α2, β1, β2 y β3), estuvieron entre los primeros clasificados de acuerdo a la preferencia de sus ligandos, y fueron de las primeras proteínas de membrana clonadas. En la última década, también una gran cantidad de datos estructurales a partir de estudios de cristalografía de rayos X sobre los receptores de catecolaminas (en particular β1 y β2), se han obtenido en tan sólo unos pocos años desde la cristalización del primer receptor transmembranal: la rodopsina. Este avance ha generado gran impacto en el área médica y química, lo que ha dirigido al reconocimiento científico a nivel mundial, incluyendo el otorgamiento del premio Nobel 2012 a los Doctores Lefkowitz y Kobilka quienes estudian estos sistemas.
La aplicación de técnicas computacionales  y farmacologícas modernas a estudios con datos estructurales ha proporcionado nueva información sobre el reconocimiento de ligandos y activación de estos receptores, y por lo tanto ayudan a predecir las interacciones clave en el reconocimiento ligando-receptor. A través de los crecientes avances en estos estudios, nuevos conceptos empiezan a pasar a primer plano: ya no basta analizar la importancia de la interacción ligando-receptor y el agonismo o antagonismo, sino avanzar hacia el análisis de la estabilización de los estados conformacionales de los receptores y la vinculación de estos estados hacia una  mayor o menor actividad de una de las vías de señalización que afectan al sistema biológico en que se expresan estos receptores (Fig. 1). Una vez más, los receptores de catecolaminas juegan un papel de liderazgo en estos avances.
Gracias a estudios en estos receptores se sabe que para analizar la estabilización de las conformaciones del receptor es importante conocer no sólo el modo de unión del ligando, sino la vía que el ligando sigue para llegar al sitio de unión ortostérico (aquel sitio al que se ‘ancla’ el ligando endógeno). En este sentido, se han producido importantes avances mediante el empleo de datos de cristalografía de rayos X. En general, el análisis de interacciones entre los receptores a catecolaminas, está dirigida a la identificación de contactos clave en el sitio ortostérico y la postulación de posibles sitios alostéricos de unión (un sitio alósterico es aquel alcanzado por el ligando que es diferente al ortostérico), y la selectividad de los ligandos para alcanzar estos sitios.

Avances recientes sobre receptores a catecolaminas
En  pocos años desde que se obtuvieron los datos por cristalografía de rayos X para un GPCR (la rodopsina en el año 2000),6 se generaron nuevas técnicas para la obtención de datos estructurales sobre otros receptores de este grupo. Y tras este desarrollo de técnicas, la velocidad con que se obtienen datos  estructurales ha aumentado rápidamente. Eso ha hecho que actualmente se hallen datos disponibles para los receptores a catecolaminas, aunque también para otros GPCRs.
En 2007, los primeros datos disponibles para los receptores de catecolaminas se obtuvieron a partir de las estructuras cristalinas de rayos X del receptor adrenérgico β2, obtenidos tras la  estabilización del receptor por una interacción con un anticuerpo en la cara intracelular o por la sustitución de la 3er asa intracelular por T4-lisozima. Entre  múltiples detalles estructurales en el reconocimiento de ligandos, estos hallazgos sugieren que: a) compuestos estructuralmente relacionados con las catecolaminas tienen un sitio de unión común o muy similares, como se evidencia por la alta homología de secuencia en los sitios de unión entre GPCRs (y específicamente entre dos estructuras del receptor β2), b) los estados de conformación activa e inactiva de un receptor no dependen necesariamente de las conformaciones de un “seguro iónico", descrito antes entre Arg-3.49 (según la numeración de Ballesteros-Weinstein) y Glu-6.30 en la región citoplásmica de la rodopsina, y c) la obtención de estructuras por estudios de cristalografía de rayos X es facilitada si se estabilizan dominios intracelulares de los GPCRs (ya que el alto grado de libertad para generar cambios conformacionales de estos dominios generan GPCRs inestables para cristalización).
En 2008 fue desarrollada otra estrategia para la obtención de estructuras proteicas, con la cual se generó la estructura cristalizada del receptor adrenérgico β1. A través de mutaciones puntuales ‘termoestabilizantes’, se obtuvo un cristal con un antagonista incrustado en el sitio ortostérico, y una vez más el ‘seguro iónico’ se observó roto. Esta estructura del β1 mostró que hay gran similitud entre los dominios transmembranales de este receptor con las del β2, pero con diferencias notables en la organización de las asas intra y extracelulares.9 Así, con base en esta estructura, se propuso que tanto la constitución como la conformación de la segunda asa extracelular define la entrada del ligando al sitio ortostérico. También hizo evidente que son notables las diferencias en la disposición tridimensional de las asas intracelulares. Por ejemplo, pudo analizarse el hecho de que la tercer asa intracelular del β1, pero no la del β2, tiene una secuencia de 24 aminoácidos que contiene 14 prolinas. Esto podría estar ligado a la mayor capacidad del receptor β2 para inducir la actividad de adenilil ciclasa y producción de AMPc.
En 2010 se reportó la estructura del receptor dopaminérgico D3; al igual que el β1 en complejo con un antagonista. Algunos detalles en los dominios extracelulares sugirieron un sitio de unión para un segundo ligando en la región extracelular con lo que abrieron la posibilidad de establecer nuevas estrategias para la selectividad entre ligandos y receptores D2/D3, así como para otros receptores a catecolaminas.
Desde entonces, los receptores adrenérgicos β1 y β2 se han cristalizado en complejo con varios ligandos que tienen actividad intrínseca diferente, es decir que ejercen diferentes efectos en la señalización dependiente de la acción sobre la proteína G. Tales ligandos incluyen agonistas inversos (disminuyen actividad basal), antagonistas neutros (no modifican actividad basal), agonistas parciales (aumentan la actividad del sistema, aunque no como lo hace el ligando endógeno que lo hace con mayor eficacia) y completos (aumentan la actividad tanto como el más eficaz de los ligandos endógenos), también se han cristalizado con anticuerpos que modifican la actividad intrínseca de estos receptores. Además, el receptor adrenérgico β2 se cristalizó recientemente en el complejo con la proteína G con que se encuentra comúnmente en células de mamífero,14 y el β1 en complejo con ligandos que presentan selectividad en la señalización, es decir estos ligandos se comportan como bloqueadores de la señalización dependiente de la proteína G y al mismo tiempo como agonistas en la vía de señalización independiente de proteína G (asociada a actividad de diversas cinasas).15 Las investigaciones realizadas con las estructuras cristalinas de los receptores adrenérgicos se han centrado en la capacidad de los ligandos difusibles para alcanzar el sitio de unión ortostérico, pero múltiples pruebas apoyan la existencia de uno o más sitios alostéricos, y al parecer esto modifica también el estado conformacional generado en el receptor y, por tanto, el efecto en la actividad biológica basal observada en el sistema.

Fig. 1. Evolución del enfoque en el estudio de receptores acoplados a proteínas G(GPCRs) Esquema que muestra los fenómenos asociados al reconocimiento de ligandos y activación de GPCRs. A la izquierda, una vista previa a los avances obtenidos en la última década; a la derecha, un modelo influido por los datos obtenidos desde avances en la biología estructural y algunos ensayos funcionales recientes de estos receptores.



 Implicaciones médicas de los avances en biología estructural de receptores a catecolaminas
Se conoce que los receptores a catecolaminas modulan las funciones de los sistemas nervioso, cardiovascular y metabólico en humanos. Por ello, su estudio tiene implicaciones en la patogenia, fisiopatología, diagnóstico y tratamiento de enfermedades que afectan estos sistemas. El presentar todos los campos en los cuales se ha involucrado a cada uno de estos receptores rebasa el objetivo de la presente revisión, aunque algunas revisiones previas que incluyen a todos ellos, y otras que presentan específicamente recientes implicaciones de cada uno de estos receptores se han publicado. La nomenclatura de los ligandos y aquella usada para describir los fenómenos de su reconocimiento y activación de GPCRs también se ha modificado. Nuevas herramientas terapéuticas farmacológicas se usan con intención de regular selectivamente la acción sobre una de las vías que se asocian a la actividad de un GPCR. 
Para ejemplificar el impacto y cambios inducidos en el uso de términos a partir de los fenómenos planteados desde el análisis de la biología estructural de los GPCR, podemos mencionar la evolución en el diseño y uso de bloqueadores de receptores β1 para el tratamiento de arritmias cardiacas, prevención de reincidencia de infarto al miocardio e hipertensión arterial sistémica. Actualmente se conoce que dentro de este grupo de fármacos (β bloqueadores), se incluyeron al menos 2 subgrupos: agonistas inversos y antagonistas neutros del receptor β1 ; y dentro de estos 2 subgrupos, compuestos con una amplia gama de efectos sobre la recién descrita vía de la cinasas independiente de proteína G. El conocer el perfil particular de cada ‘bloqueador β1’ permite que pueden ser mejor utilizados si se les asigna una indicación específica. Así, por ejemplo, el carvedilol, dejó de ser sólo un bloqueador (antagonista del receptor β1 y su actividad reportada mediada por efecto sobre la proteína Gs acoplada) para convertirse en un fármaco ‘agonista con sesgo o selectividad en la señalización (biased agonist en inglés)’ ya que se comporta como un agonista inverso (aquel que guía la actividad a una menor a la observada en el estado basal del receptor) de la vía dependiente de proteína G, mientras que estimula la vía independiente de proteína G, ambas acciones al alcanzar al receptor adrenérgico β1. Esto ha permitido evitar la aplicación de este fármaco en donde su acción parecía inducir mayor estrago por efecto colateral y aprovechar mejor su aplicación en estados particulares de hipertensión e insuficiencia cardiaca.
También podemos mencionar que el desarrollo de agonistas al receptor adrenérgico β2 ha dejado de centrarse en aquellos que resulten tan eficientes como el agonista completo de referencia, el isoproterenol. Actualmente, se ha reportado compuestos con una vida media y un efecto relajante que rebasa al efecto del agonista completo de referencia, a estos se les llama superagonistas de acción prolongada, y se ofrecen como agentes broncodilatadores de duración prolongada que podrían además tener efecto modulador de procesos inflamatorios que se presentan en asma o enfermedad pulmonar obstructiva crónica, patologías en donde se emplean. Se sugiere que el efecto prolongado, la alta eficacia y potencia de los compuestos recientemente reportados está relacionada con el alcance a sitios alostéricos en el receptor adrenérgico β2, así como con el efecto por vías adyacentes a la vía dependiente de proteína G modulada por el isoproterenol y los agonistas endógenos adrenalina y noradrenalina.
Algunos de estos fenómenos (selectividad en la señalización  y modulación alostérica) también han permitido el diseño racional de nuevos fármacos selectivos de acción dopaminérgica empleados en el tratamiento de esquizofrenia, enfermedad de Parkinson y otros trastornos del Sistema Nervioso Central.
Así, es importante conocer que los avances en la biología estructural de los receptores a catecolaminas nos brindan la oportunidad de generar y emplear de mejor manera ligandos seguros, eficaces y selectivos a estos receptores, con la finalidad de ofrecer herramientas terapéuticas que brinden oportunidad para una mayor calidad de vida en los pacientes que los requieren. 

Versión completa en:Notables avances en medicina a partir de la biología estructural de los receptores a catecolaminasSoriano-Ursúa MA, Farfán-García ED, Trujillo-Ferrara JG. Acta Medica Politecnica. 2013. 1(2):17-22.